Activistas ambientales vandalizan obras de arte
- Nieves Peña
- 18 nov 2022
- 3 Min. de lectura
Durante 2022 una nueva tendencia aterroriza a los museos de todo el mundo: la protesta contra el cambio climático
La primera agresión fue a la “Mona Lisa” a finales de mayo en el Louvre. Un hombre lanzó un pastel a la pintura, gritando en francés que la gente debía pensar en el planeta.
Sin embargo, el ataque más viral en redes sociales y otros medios de comunicación ha sido a una pintura de la National Gallery el 14 de octubre de 2022 en Londres. Dos miembros del grupo ecologista “Just Stop Oil” lanzaron sopa de tomate a “Los Girasoles” de Van Gogh bajo el siguiente lema: “¿Qué vale más, el arte o la vida?”.

Unos meses antes ya habían atacado otra obra de arte. En julio colocaron unas imágenes de contaminación encima de un cuadro de paisaje natural de John Constable. También son los autores del tartazo a la figura de cera de Carlos III del museo Madame Tussauds y del ataque a “La joven de la Perla” en el museo Mauritshuis. Aun así, el gesto más repetido es el de pegar la mano a los cuadros con pegamento: lo han hecho con pinturas de grandes artistas como Turner, Vincent Van Gogh, y una copia antigua de la “Última cena” de Leonardo da Vinci, en cuyo espacio de exposición también escribieron con aerosol “No new oil”.
La organización surgió para presionar al gobierno británico a detener la producción de combustible fósil y en su trayectoria la forma de operar incluye resistencia civil e incluso vandalismo: el grupo ha bloqueado refinerías, carreteras, ha roto a martillazos surtidores de gasolineras…
La iniciativa de “Just Stop Oil” ha sido copiada por otros grupos ecológicos en distintos países. En Australia, el 9 de octubre de 2022 dos activistas de “Extinction Rebellion” pegaron sus manos a un Picasso para protestar contra el cambio climático con una pancarta en la que se leía: “caos climático es igual a guerra y hambruna”. Otros activistas de Last Generation también se sumaron a la iniciativa y tiraron puré de patatas a un cuadro de Monet en Alemania. Esta organización también tiene su vertiente italiana que pegó sus manos a un cuadro de Boticelli.
El acto más reciente ha ocurrido este sábado en el museo de El Prado en Madrid. Dos activistas de Futuro Vegetal, organización adscrita a Last Generation, se untaron pegamento en las manos y se pegaron a los marcos de “La Maja Vestida” y “La Maja Desnuda”. Escribieron con grafiti "+1.5ºC" en referencia al anuncio de la ONU de la imposibilidad de cumplimiento del Acuerdo de París. En los vídeos del acto apenas se pueden escuchar las reclamaciones de los activistas ya que quedan opacadas por los abucheos de los visitantes.
Sobre estas iniciativas hay dos bandos claramente diferenciados: los que consideran necesarios estos actos o los perciben como inofensivos ya que no se daña la obra (así lo ha declarado la activista Phoebe Plummer) y los que lo critican por resultar contraproducente ya que desprestigia la lucha contra el cambio climático. Críticos de arte como Antonio García Villarán comparte sus críticas en redes sociales: “Sí, han conseguido reacción de los medios, pero no positiva. Se ha hablado mucho del primer problema (ataque al arte) pero no del segundo (cambio climático). Se queda en postureo, en la noticia bizarra y barata que no hace reflexionar a nadie”.
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