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Crítica a Emilia Pérez: La celebración de la transexualidad más original y controversial

Este 5 de diciembre se ha estrenado en cines una de las películas que más ruido esta haciendo este 2024 y que apunta que llegará lejos en premios tan importantes como los Globos de Oro o los Oscars.


La estadounidense Zoe Saldana y la española Karla Sofía Gascón en Emilia Pérez (2024). Fuente: Netflix
La estadounidense Zoe Saldana y la española Karla Sofía Gascón en Emilia Pérez (2024). Fuente: Netflix

Emilia Pérez (2024) es, para bien o para mal, una de las pocas películas actuales que puede presumir de no dejar indiferente a nadie.


Pero bajo la fachada de musical narco-trans esconde un mayor subtexto. La historia de Emilia Pérez, la protagonista que da nombre a esta cinta, gira en torno no solo a un cambio de identidad sino a una redención más o menos creíble dependiendo de lo que el espectador se espere, aunque en una experiencia audiovisual como esta es mejor abrir la mente y no esperar nada.


Emilia Pérez (2024) pudo haber sido un desastre catastrófico, como el de tantas cintas que han intentado innovar, pero se han quedado en nada, pero la mezcla que se hace de los distintos géneros es equilibrada. Está lejos de ser desproporcionada, insoportable, desagradable, demasiado hortera y un espectáculo dantesco. La sorpresa al visionarla es inevitable, pero no causa rechazo. El cineasta francés sabe parar a tiempo, frenar sus locuras. Pero lo mejor que hace es sin duda el tratamiento del drama. Dota a sus personajes y tramas de la sensibilidad necesaria. El trabajo en el guion es meritorio.


Si bien Emilia Pérez se desenvuelve con soltura y espontaneidad en su tarea más difícil, la mezcla de géneros, el tratamiento de ciertos temas queda algo tibio o insuficiente.


Selena Gómez, interpreta a Jessi, la esposa de Emilia Pérez. Fuente: Netflix
Selena Gómez, interpreta a Jessi, la esposa de Emilia Pérez. Fuente: Netflix

Mientras que la implementación del musical encuentra su momento adecuado cuando la trama lo necesita, el como nos habla del impacto de la transexualidad en la propia vida de Emilia y en la de los demás queda algo subdesarrollado. La sensación de que el personaje que encarna Karla Sofía Gascón, no pasa por ningún conflicto interno o externo en su vida queda algo utópico y artificial. Todo es demasiado fácil, y se camufla con una elipsis de tiempo. No hay sospechas, la trama de desapega de la transexualidad de Emilia durante el segundo acto para dar paso a un discurso sobre el daño que el narcotráfico ha hecho a los mexicanos.


Entre canción y canción, los conflictos familiares y la subtrama sobre el narcotráfico opacan por completo el discurso sobre la identidad de género. Pero el tratamiento que se hace sobre las víctimas del tráfico de drogas tampoco termina de encajar. En general, todo lo relacionado con la cultura mexicana queda reducido al cliché. Se nota que la mano detrás de todo es francesa y que el conocimiento que hay sobre México es pobre, aunque seguramente para el resto del mundo esto no tenga importancia. Una parte de la audiencia mexicana se ha decepcionado por el tratamiento que se hacen de algunos temas, pero la intención no está en hablar con rigurosidad del pueblo mexicano sino celebrar la transexualidad.

Karla Sofía Gascón y Adriana Paz en Emilia Pérez (2024). Fuente: Netflix
Karla Sofía Gascón y Adriana Paz en Emilia Pérez (2024). Fuente: Netflix

A pesar de que la película divaga durante varios minutos, en su tercer acto el espectador cae en la cuenta de que lo que Jaques Audiard, su director quiere contar. Todo se reduce al mero concepto de la autoaceptación. Algo simple y poco profundo, pero que mantiene ligados, aunque sea con un hilo fino casi transparente, los frentes que el guion va abriendo. Emilia Pérez trata sobre una evolución de personaje que aunque deja una sensación agridulce de no haber implementado más conflictos, mantiene cierta coherencia en su discurso. La transexualidad es el vehículo hacia un viaje interno.


Emilia Pérez es quien da nombre a la cinta, pero no es ni mucho menos su protagonista absoluta. Quien empieza y acaba la película es Rita Moreno (Zoe Saldana) y toda la trama pasa por ella. Es quien hace posible que todo avance. El trabajo de la actriz nativa de Nueva Jersey es admirable. Un trabajo excepcional. Tanto como el de Karla Sofía Gascón. La madrileña se come la pantalla y conquista el corazón de cualquier espectador dispuesto a entrar en la propuesta porque a priori no es fácil dejarse llevar por la arriesgada propuesta de Audiard.


Zoe Saldana, frontrunner en el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Emilia Pérez (2024). Fuente: Netflix
Zoe Saldana, frontrunner en el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Emilia Pérez (2024). Fuente: Netflix

En cuanto a la música, hay una clara mezcla en la calidad de las piezas. Algunas tienen un ritmo pegajoso, mientras que otras son más memorables. También hay algunas composiciones que tienden a repetirse demasiado. Se nota la variedad entre las obras, aunque no siempre las fórmulas utilizadas dan buenos resultados. Sin embargo, hay que destacar que tanto la dirección como las coreografías están por encima de muchas de las canciones, lo que realmente mejora la experiencia general del espectáculo.


En definitiva, es difícil saber si el espectador medio va a gustarle algo tan llamativo, pero si es el tipo de persona que busca sorprenderse posiblemente disfrutes, al menos un poco, de las dos horas y cuarto que Jaques Audiard tiene preparadas para la audiencia.













 
 
 

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