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¿Es el viernes el nuevo sábado? La jornada laboral de cuatro días

El planteamiento laboral que podría revolucionar nuestra forma de gestionar el tiempo comienza a resonar con fuerza

El pasado viernes 3 de marzo tuvo lugar en la Universidad Carlos III una conferencia, organizada por la asociación Demos UC3M, sobre la jornada laboral de cuatro días. El evento contó con la participación de un excelente panel, compuesto por: Pedro Gomes, profesor; Juan José Dolado, catedrático de Economía en la UC3M; Estela Martín Estebaranz, abogada y DirCom de SincroGO, además de LinkedIn Top Voices España 2020; y Héctor Tejero, diputado de la Asamblea de Madrid por Más Madrid y coordinador político de Más País en el Congreso de los Diputados.


Diferentes países como Portugal o España están poniendo en marcha proyectos piloto con el objetivo de conseguir el cambio que necesita nuestra sociedad para seguir avanzando en términos sociales y económicos. El profesor Gomes, colaborador directo del gobierno portugués en esta materia, afirma rotundamente en su libro Friday is the new Saturday que la jornada laboral de cuatro días es un avance necesario y una realidad que cada vez está más cerca.

De izquierda a derecha: Pedro Gomes, Héctor Tejero, Juan José Dolado y Estela Martín

Gomes expuso en la conferencia que cuando disponemos de tiempo libre, tenemos bienestar y utilidad; con más tiempo libre seríamos más felices pero perjudicaríamos la economía… “es el trade a pagar” señaló. Este provocador intercambio entre horas laborales y de ocio ha despertado un enorme interés en el World Economic Forum, donde no quedó asiento libre cuando llegó la hora de tratar la materia.


Para algunas personas, esta propuesta podría sonar descabellada o sin sentido, una amenaza mortal para la economía de muchas personas y del conjunto de la nación. No obstante, Gomes remarca que “todas las críticas que ahora mismo se lanzan contra la semana laboral de cuatro días son exactamente las mismas que cuando se implantó la de cinco días”.


Como seres humanos, todo ha cambiado en nuestras vidas desde que existen registros. Sin embargo, la forma en la que trabajamos parece haberse estancado indefinidamente, y es que la jornada de cinco días es algo obsoleto. En términos macroeconómicos, la propuesta se trata de una medida que, de ser implementada por todas las empresas, produciría una serie de cambios en la sociedad cuyo calibre llevan sin ser experimentados desde hace un siglo.


El libro escrito por el profesor Gomes —que un servidor ha tenido la oportunidad de leer— expone las ocho razones por las que una jornada laboral de cuatro días es posible y beneficiosa para nuestras economías y sociedades, entre las que se mencionan su impulso a la economía a través del ocio, el aumento de la productividad, una mayor libertad para decidir qué hacemos con nuestro tiempo y la reconciliación de una sociedad polarizada.


Es un hecho innegable que estas ideas son poesía para los oídos. Sin embargo, como bien expresó el catedrático de Economía Juan José Dolado, “muchas de las ideas del profesor Gomes son provocadoras, si de algo no cabe duda, es que todos preferimos tomarnos un gin tonic en una piscina que en la oficina”. Dolado alude a la existencia de un evidente problema de coordinación: tendemos a coger vacaciones cuando otros lo hacen, lo que resultaría en un gran inconveniente en una jornada laboral de cuatro días.


Héctor Tejero en su exposición sobre los beneficios ambientales de la jornada laboral de cuatro días.

Por su parte, Estebaranz intervenía elocuentemente exponiendo que “ninguna ley cambia el estilo de liderazgo de una compañía. Este estilo es algo totalmente estratégico. Una jornada de cuatro días bien implantada contribuye con gran fuerza a retener y fidelizar el talento”. La mencionada fidelización se refiere a los beneficios e incentivos que se ofrecen para que te quedes en la empresa. Estas últimas, si no es por convicción, se van a ver obligadas a apostar por medidas de conciliación de la vida personal, planteándose la implantación de la jornada laboral de cuatro días incluso por las exigencias de las nuevas generaciones o futuras dinámicas del mercado laboral, y es que es innegable que existen personas que prefieren teletrabajar para empresas de otros países o lugares porque les ofrecen la posibilidad de tener un mejor sueldo y hacer su trabajo desde casa.


Estebaranz destaca que en España tenemos un problema que pesa como una losa: el presentismo. “Muchas empresas necesitan tener a los empleados en su sitio y esto es un problema para que medidas como la jornada de cuatro días calen en la sociedad. También son un problema, los malos mecanismos de dirección por objetivos. Medir es la mejor manera de saber que estás en el camino correcto”. La abogada no ve a corto plazo un boom español del proyecto y cree que vamos a quedarnos en la cola de Europa.


Posicionarse como una empresa que apuesta por la jornada de cuatro días es posicionarse como una empresa atractiva para el talento y las nuevas generaciones. Sin embargo, la economía es una campo volátil e impredecible. Los estudiosos son capaces de establecer predicciones, más o menos acertadas, gracias a su conocimiento teórico y empírico, pero nunca debemos dar por sentado una infinita lista de beneficios y el vacío polvoriento de inconvenientes que puede acarrear una determinada medida.


Debemos ser prudentes con este tipo de medidas económicas y estar pendientes de proyectos como el portugués, puesto que serán los pioneros quienes determinen la mayor o menor viabilidad de esta medida. Aunque, por supuesto, convendría plantearse su extensión a diferentes sectores de la economía.

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