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India y México, de colonias a potencias mundiales

Las que antaño fueran colonias, hoy juegan en las ligas mayores de la geopolítica mundial


En el pasado, tanto México como la India formaron parte de los mayores imperios de la historia: el Imperio Español, y el Imperio Británico, respectivamente. No obstante, si se atiende a los informes actuales relacionados con la geopolítica, ambos países tienen poco que envidiar a los que entonces regían su territorio y soberanía. Por ejemplo, nos podemos fijar en los datos que ofrece el Banco Mundial sobre el PIB (Producto Interior Bruto) total en el año 2021, que sirve como medida del poder económico de un país. En este, la India se posiciona en quinto lugar, por delante de un viejo conocido Reino Unido, mientras que México se coloca en décimo quinto lugar, justo detrás de España.



Ranking de los mayores PIB del mundo. Fuente: El economista


Antes de abordar el presente de estos dos países, nos debemos remontar a su pasado, de manera que podamos entender los factores que les han llevado al lugar en el que están en la actualidad. En primer lugar, tenemos al país cuya tierra poblaban las civilizaciones más grandes de la época, donde destacaban los mayas. No fue hasta el año 1521, cuando los españoles, liderados por Hernán Cortés, sometieron a los indígenas locales y declararon el territorio como el Virreinato de Nueva España, que pasó a ser una provincia, para unos y una colonia, para otros, del Imperio Español.


Su independencia llegó en el año 1821, época en la que casi la plenitud de Sudamérica se emancipó. A esto le siguieron guerras contra Francia y Estados Unidos. Contra este último perdió el 50% de su territorio, es decir, lo que compone hoy la costa este del gigante americano. Más tarde, tuvo que hacer frente a la dictadura de Porfirio Díaz, y tras su muerte se estableció la democracia en el país.



Mapa del Virreinato de Nueva España. Fuente: El Historiador

Por el otro lado tenemos a la India, civilización prehistórica que se sitúa en el sur de Asia. Desde sus inicios, destaca la “era dorada” en el siglo III, cuando reinaba el Imperio Gupta. A este imperio le siguieron las conquistas por parte de los Chola, el sultanato de Dehli y el Imperio mongol. No obstante, la riqueza de la tierra y su gran ubicación estratégica atrajeron a las potencias europeas, que durante el siglo XVI, colonizaron la India construyendo y desarrollando puertos comerciales. Sin embargo, fue gracias a la Compañía Británica de las Indias Orientales que la India pasó a estar casi en su totalidad bajo el control inglés para el año 1845.


En cuanto a su independencia, el descontento contra el Imperio provocó que el pueblo se levantara dando figuras como el líder hinduista Mohandas Gandhi. Tras un siglo de lucha, en el que Pakistán se separó de la India, lograron su independencia en el año 1947. Tras este periodo, se ha visto envuelto en diversas guerras contra Pakistán y China, aunque lo más destacable es su gran crecimiento económico que lo sitúa como potencia emergente a tener muy en cuenta.



Mapa del Raj Británico. Fuente: BBC

Ahora bien, ¿qué es lo que les coloca hoy en día como potencias mundiales? ¿Cuáles son sus perspectivas de futuro? ¿Serán capaces de destronar el poder europeo? Pues siguiendo el orden anterior, el primero en analizar será México. Este país lo tiene todo para ser una potencia energética: goza de alta radiación solar para aprovechar con paneles fotovoltaicos, un yacimiento grande de litio y la infraestructura para importar el gas natural más barato del mundo. Asimismo, mientras Europa del Este se sume en la incertidumbre por la ofensiva rusa en Ucrania y Asia padece la guerra comercial entre China y Estados Unidos, América Latina está surgiendo como una opción más estable para inversionistas a nivel global.


Sin embargo, las políticas implementadas por el actual Presiente López Obrador, apuestan por las empresas del Estado para que dominen el mercado. Esta medida tiene como contrapartida el rechazo de inversores que no ven el país lo suficientemente atractivo como para depositar sus ahorros. En definitiva, se podría afirmar que México posee los medios para asegurarse un sitio en la mesa de los mayores, pero todo depende de la gestión interna para lograrlo.



Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México. Fuente: El Confidencial

Ahora es el turno de la India, desapercibida durante las últimas décadas, es un gran aspirante para vivir un desarrollo como el de China. Su mayor baza es su gran población, solo superada por China, aunque algunas previsiones sitúan en el año 2027 el sorpasso, además de su territorio solo por detrás de Rusia, Canadá, Estados Unidos, China, Brasil y Australia. Además, en estos últimos años se ha erigido como la mayor potencia mundial en la industria del software traducido como outsourcing. Este se define como la contratación de una empresa tercera, en este caso, india, para aumentar la optimización y productividad de esa compañía, tema vital para el futuro tecnológico que nos depara.


No obstante, no todo son ventajas que sitúan al país como la mayor potencia emergente del panorama mundial, sino que también debe hacer frente a ciertas limitaciones. Entre estas limitaciones, se encuentra su mayor virtud, la super población, que genera grandes tasas de pobreza. Este no es el único problema social en la India, ya que, la sociedad se organiza mediante el sistema de castas, jerarquía en función de la pureza de las personas, y las mujeres se encuentran en un estado muy vulnerable. Finalmente, su gran desarrollo conllevará una gran contaminación, cuyas externalidades deberá reducir.



El primer ministro indio, Narendra Modi, ondea la bandera tricolor durante las celebraciones del Día de la Independencia (2016). Fuente: Narendra Modi

En conclusión, ambos países tienen todo en su mano para llegar a ser grandes potencias económicas y amenazar con cambiar el balance de poder en el que el mundo se halla en la actualidad, dando más peso a regiones como la sudamericana y la asiática. Y es que el auge de países como los analizados, también potencia la región y, los países que los rodean, pueden verse beneficiados en términos de crecimiento e inversión.


Sin embargo, este desarrollo debe ir ligado a un desarrollo equivalente del bienestar social. De nada sirve ser la mayor potencia global si los habitantes del país se hallan sumidos en la pobreza o inundados por la incertidumbre de la poca seguridad a la que se ven expuestos. Finalmente, por todos los argumentos expuestos en el artículo, Europa deberá cambiar el foco de la geopolítica mundial para no quedarse atrás.

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