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"La belle verte": Una sátira intimista que nos retrata

La cinta francesa dirigida, escrita y protagonizada por Coline Serreau crea una caricatura profunda y sencilla de nuestros mayores defectos como sociedad

Vivimos en un mundo sin pausas, donde el ruido se asimila a una marea sin fin de la que nadie puede escapar. Vivimos sobre las ideas que alguien nos vendió en cierto punto, esas mismas de las que nunca dudamos. Vivimos entre miradas pasajeras que apenas muestran afecto y empatía por sus aledaños, en el desván de los dolores silenciosos y los ladridos gélidos. Es esto lo que trata de impregnar Coline Serreau en cien minutos que se quedan cortos y dejan muchos temas fuera del guion, pero que son suficientes para hacer reflexionar al espectador sobre sus circunstancias.

Reunión de la especie extraterrestre. Fuente: Next Nature Work

Comienza el filme con decenas de planos ambientados en la naturaleza, intercalados con miradas de quien la habita. No es la Tierra el lugar de este primer contacto, sino un planeta lejano donde la vida es pura armonía, la utopía ideal en la que deberíamos habernos convertido. Se observan niños sin preocupación alguna, disfrutando de una gran variedad de verduras y frutas, revoloteando por los charcos y el verde de una extensa pradera.


Se reúne entonces este extraño grupo de personas para tratar temas de importancia y surge en el ambiente una pregunta silenciosa. Alguien debe acudir a la Tierra para comprobar la situación de los humanos. Los voluntarios, brillan por su ausencia, conocedores de lo que pueden encontrar allí. Sin embargo, una mujer llamada Mila decide marchar a la misión en un acto de pura intuición. Comienza entonces una retahíla de encuentros cuanto menos curiosos, que dejarán anonadada a esta extraterrestre de apariencia similar a la nuestra.

Parisino enfadado se enfrenta al coprotagonista (Vincent Lindon). Fuente: L'avenir.net

No es necesario destripar nada de lo que encontrará en la Tierra; en primer lugar porque es oportuno verlo de primera mano, visionando la película (que se encuentra en Netflix tan solo en versión original), pero sobre todo porque vivimos esa realidad cada día. Surgen debates tan básicos y actuales como el comportamiento carnívoro del humano, la ingente cantidad de contaminación emitida por el mismo, el egoísmo y sus consecuencias…


Cada minuto en la Tierra contrasta con lo que la mujer interpretada por Serreau habitúa a vivir en su planeta, que también pasó por una época industrial como ella misma relata. Cada toma de esta obra maestra profundiza en esa reflexión que su directora, guionista, actriz protagonista y también compositora de la magnífica banda sonora pretende internar en nuestra conciencia. Crea una herramienta para demostrar lo absurdo de nuestros días, digiriendo también por instantes la belleza en la que deberíamos aspirar a convertirnos, el poder del respeto y la convivencia pacífica.

Mila (Coline Serreau), protagonista del filme junto a su familia. Fuente: Play.google

A pesar de ver la luz esta cinta hace ya veinte años, no podría tomar más aires de actualidad, en un mundo donde las guerras y la opresión a quien lucha por alcanzar esa convivencia ideal, son constantes que nos acompañan cada mañana, tras el sonido del despertador. Un mundo que a pesar de estar compuesto por millones de corazones más próximos a esa especie respetuosa que nos visita durante el filme, es en muchas ocasiones contaminado por el malestar que propagan las almas oscuras y tenebrosas.


Esta obra es, sin duda, una de las grandes revelaciones del cine francés en las últimas décadas, que no deja de sorprendernos con su originalidad y su buen hacer, y además uno de los grandes logros de Serreau, conectora habitual del arte con temas sociales como la emergencia climática. A pesar de que muchas de sus películas acaban siendo silenciadas por aquellos mismos que intenta retratar, el mensaje que transmite "La belle verte” ostenta un gran poder para conmover al espectador y mostrar de forma intimista aquellos estigmas que por desgracia nos definen. Es, ante todo, un canto a la paz y al respeto que merece la pena ser visto de primera mano.

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