La UE en África: viejas miradas y nuevos horizontes
- David Sánchez Esteban
- 2 mar 2024
- 4 Min. de lectura
Los países de la Unión Europea han estado presentes en el continente africano desde tiempos coloniales, pero ¿cuál es la relación actual entre ambos y qué retos se plantean de cara al futuro?
La relación entre Europa y África ha estado marcada durante el paso de los siglos por la explotación y el colonialismo. La trata de esclavos o la imposición de gobiernos de la metrópoli han sido la tónica constante en África hasta la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, la lucha por los derechos humanos y la independencia desembocaron en la creación de un nuevo mosaico de países que se perfilaban como una fuente de oportunidades.
Con el paso de los años las relaciones con Europa han ido variando según los distintos escenarios geopolíticos. Durante la Guerra Fría se pudo observar cómo África se convirtió en un tablero de juego en el que los distintos bloques buscaban aumentar su influencia regional con cruentas guerras como la de Angola o Mozambique, las cuales desangraron a su población durante décadas, con cuestiones aún pendientes de resolver en la actualidad.

Es en este de marco de Guerra Fría cuando la mayoría de los países africanos adquirieron su independencia, sin embargo, eso no provocó que los lazos con la metrópoli se rompieran por completo. A pesar de que ya no dependieran directamente a nivel político las relaciones económicas perduraron con el tiempo. Reflejo de ello lo podemos encontrar a la hora de observar cuáles son las empresas que controlan la mayor parte de las exportaciones.
Según un estudio llevado a cabo por la organización War on Want se estima que unas 100 compañías británicas que cotizan en el London Stock Exchange (LSE) están operando en 37 países subsaharianos, controlando la exportación y distribución de materias primas como minerales, madera o petróleo. El caso británico no es una excepción. La influencia francesa en el Sahel, región donde se encuentran la mayor parte de las antiguas colonias galas, también ha sido testigo de cómo la dependencia económica perduraba a pesar de la independencia.
Sin embargo, el escenario ha cambiado durante los últimos años. Con el aumento de golpes militares en el Sahel los nuevos gobiernos están rompiendo sus relaciones con el gobierno francés. Asimismo, es importante destacar la presencia de nuevos actores internacionales en el continente. El grupo ruso Wagner se encuentra desplegado en más de 15 países africanos desarrollando diversas tareas, ya sea a través de intervenciones militares, la protección de zonas de interés como minas o el entrenamiento de tropas.
Otro actor relevante que lleva años aterrizando en el continente africano es China. El gigante asiático está llevando a cabo una serie de inversiones recogidas en su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. A través de este programa busca financiar diversos proyectos como carreteras, ferrocarriles o aeropuertos para ganar influencia con el denominado como soft power, es decir, incidir en otro Estado mediante métodos diplomáticos o económicos.

Los préstamos chinos a países africanos han ido en aumento desde el comienzo del siglo, alcanzando una cifra de 2,96 mil millones de dólares en el año 2020. Sin embargo, varios países africanos están repensando sus relaciones con China debido a un aumento de la deuda contraída y las condiciones de algunos de los contratos firmados.
Si nos preguntamos cuál es el papel de la actual Unión Europea en todo esto es importante resaltar la Cumbre entre la UE y la Unión Africana en febrero de 2022. En ella se reunieron más de 60 líderes de ambos continentes para debatir acerca de una visión común en sus relaciones. Entre los acuerdos a los que se llegaron destaca un paquete de inversión Europa-África por valor de 150 000 millones de euros o una mayor cooperación en materia de paz y seguridad.
En este último punto la Unión Europea cuenta en la actualidad con 12 misiones civiles y 9 militares en curso, gran parte de ellas en África y recogidas bajo la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) que presenta la UE. Con esta estrategia se busca hacer frente a los distintos desafíos que se presentan con una mayor eficacia a través de la cooperación con los países de origen. Sin embargo, recientemente algunas de estas misiones no están siendo vistas con buenos ojos por ciertos gobiernos, ya que las consideran como injerencia externa en los asuntos nacionales.

Por otra parte, uno de los mayores retos a los que tiene que hacer frente la Unión Europea es la inmigración. El control de los flujos migratorios irregulares en el Mediterráneo y Atlántico hasta puertos europeos supone un desafío para los distintos gobiernos. Para solventarlo la UE ha desarrollado un plan de cooperación con varios países del Norte de África con el que pretende reducir el tráfico de migrantes mediante la inversión en los lugares de origen.
África es un continente lleno de oportunidades, la Unión Europea ha de ser capaz de potenciar sus relaciones con los distintos países africanos para estrechar los lazos de cooperación. De esta manera, podrá hacer frente a los distintos retos que se le plantean, ya sean demográficos, económicos o de seguridad. Nuevos actores internacionales están aterrizando en África, conseguir limpiar la huella del colonialismo debe de ser una de las principales misiones de los países europeos, solo así se podrá ver a la Unión Europea como un socio fiable y no como el recuerdo de un pasado oscuro.
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