Los kurdos: el pueblo sin Estado propio
- Abel Gómez Arévalo
- 5 ene 2023
- 4 Min. de lectura
El pueblo kurdo, históricamente sometido por diversos imperios, y actualmente dividido en diferentes países, nunca ha gozado de autonomía propia
Los kurdos son el pueblo que habita la región del Kurdistán, territorio que en la geografía actual abarca partes de Turquía, Siria, Irak, Irán y parte de Armenia y Azerbaiyán. La población estimada de este pueblo es de 30 millones y la superficie del mismo es de 400 000 kilómetros cuadrados. En términos comparativos, la población sería tres veces la de Portugal, y la superficie mayor que la de países como Alemania o Japón.
La historia de este pueblo comienza en torno al 2000 antes de Cristo, aunque otros historiadores apuntan que su origen podría remontarse dos mil años más atrás. Además, es la tercera etnia dominante de Oriente Próximo, por detrás de los árabes y persas. Pero, ¿qué es lo que une al pueblo kurdo? En primer lugar, la lengua, que recibe el mismo nombre del pueblo, es un idioma indoeuropeo que bebe de la cultura antigua de los medos. Este es solamente cooficial en Irak, mientras que en Siria, Turquía e Irán, su enseñanza está totalmente prohibida en las escuelas. En cuanto a la religión, a pesar de que la tradicional kurda sea el yazidismo (monoteísta cuyo Dios toma forma de pavo real), la mayoría son musulmanes sunís.

En lo referido a su historia, este pueblo se ha encontrado subyugado al poder de imperios que ocupaban las tierras del Oriente. Empezando por el Imperio Arcadio, y pasando por otros como el Medo, el Macedónico o los Califatos Medievales, en los que uno de los líderes más famosos, Saladino (unificador de Oriente Próximo), era de origen kurdo. Sin embargo, el imperio más condicionante fue el Imperio Otomano, del que formó parte cuatrocientos años.
A pesar de las diferencias que tuvieron con estos en forma de revoluciones y levantamientos, no fue hasta el final de la Primera Guerra Mundial cuando estos problemas se intensificaron. Esto se debe a la derrota de los otomanos en la guerra, que resultó en la división y reparto de su territorio por parte de Francia y Reino Unido, los ganadores. Este reparto se materializó en los tratados de Sykes Picot, en los que la región se dividió en países de influencia inglesa o francesa, sin tener en cuenta las diferentes religiones y etnias de los habitantes. Por este motivo, hoy en día, países como Siria e Irak son tan convulsos.
Uno de los puntos que se trataron en estos acuerdos fue la creación de un estado kurdo que hubiese ocupado la zona del sur de Turquía. Ante este agravio, los turcos se rebelaron ante los franceses e ingleses por considerarse los herederos de los otomanos, iniciando así su guerra de Independencia. Bajo esta afirmación, siguieron sometiendo al pueblo kurdo, que se fue organizando y creando comandos guerrilleros. Después de la Segunda Guerra Mundial, lograron formar una república independiente, que tras solo once meses volvió a ser ocupada.

Si se atiende a los hechos actuales, las organizaciones kurdas se encuentran perseguidas o criminalizadas en los países en los que están presentes. En primer lugar, en Turquía encontramos al Partido Democrático de los Pueblos (HDP), que tras lograr representación parlamentaria en 2015, intentó un golpe de Estado contra el Presidente Erdogan que se saldó con 26 000 encarcelamientos.
Por otro lado, tenemos al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), movimiento guerrillero que busca autonomía para el pueblo kurdo, y cuyo líder, Abdullah Öcalan, cumple cadena perpetua desde el año 1999. Estos, de ideología marxista, se hallan en una guerra constante contra el Gobierno turco, que ya ha tenido como resultado más de 40 000 bajas, de la que mayor parte son civiles, razón por la que también son considerados terroristas por Estados Unidos, la Unión Europea y la propia Turquía.

En el caso de Irán, las organizaciones kurdas fueron totalmente aniquiladas y las actuales están marginadas y prohibidas al considerarse afiliados al PKK, lo que los turcos usan para atacarles con la ayuda de los iraníes. En el caso de Irak, es donde los kurdos gozan de más autonomía, debido a la inestabilidad del país y a su colaboración para derrocar a Hasan Husein, lo que le ganó el favor de Estados Unidos. En 2017, se realizó un referéndum, que a pesar de contar con un 90% de los votos a favor, fue desechado por los iraquíes.
En último lugar, está Siria, cuyo gobernador, Bashar Al Assad, también persigue y marginaliza a los kurdos. La situación en este país es aún más caótica, ya que desde los levantamientos de las Primaveras Árabes en 2010, se encuentra en una guerra civil. En este contexto, el pueblo kurdo combate en el lado de los rebeldes, de los que también se tiene que defender al contar con turcos y yihadistas del ISIS. Estos últimos fueron los causantes de la casi extinción de los kurdos en el país. No obstante, gracias a la ayuda de Estados Unidos, ambos pudieron hacer frente a los yihadistas. Aunque parezca que los americanos son unos aliados fieles del pueblo kurdo, en los últimos años han sido abandonados, lo que ha provocado que estos lleguen a acuerdos con Rusia y el propio Bashar Al Assad.
Finalmente, los kurdos tomaron protagonismo con la entrada de Suecia y Finlandia a la OTAN, debido a la oposición de Turquía. Esta argumentaba que estos dos países llevaban acogiendo a miembros del PKK durante años y que por ese mismo motivo, vetaba la entrada a los nórdicos a menos que estos les entregaran a los kurdos que se refugiaban en sus países, además de retirar las sanciones que le impusieron por invadir el Kurdistán sirio. En definitiva, actualmente el pueblo kurdo se encuentra sin aliados que le apoyen en su lucha por su autonomía, y en manos del poder turco de seguir persiguiéndolos, lo que dibuja un futuro cuanto menos desolador.
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