Nepo babies: nacer famoso
- Nuria Villar López
- 19 ene 2023
- 3 Min. de lectura
Los "Nepo babies" son celebridades que guardan parentesco con otros famosos y alcanzan el estrellato (supuestamente) mediante estas relaciones
¿En qué se parecen el siempre glamoroso y estrellado Hollywood con los vaciados pueblos de los que (pueden) venir nuestros abuelos? Que en ambos importa de quién eres hijo. Muchos usuarios de redes sociales han empezado a mirar con lupa los árboles genealógicos de los últimos descubrimientos para empezar a darnos cuenta de que sus apellidos o aspectos nos pueden resultar familiares (nunca mejor dicho).
Los nepo babies (bebés del nepotismo) son hijos de padres relevantes en la industria del entretenimiento, modelaje o similares. Recientemente este concepto dio que hablar a causa de la portada del mes de Diciembre del New York Times donde se puede leer: "Tiene los ojos de su madre. Y su agente". Claramente, las redes sociales se posicionaron de un lado o de otro, creando un enorme debate.

Aunque no nos lo creamos llevamos conviviendo con esta categoría de personaje mediático desde hace tiempo. Tenemos el el caso de las Kardashians/Jenners (aunque ya no sabemos quien es famosa por quien) y aunque nos duela admitirlo, Miley Cyrus, que consiguió su oportunidad (que, desde luego, no su fama) por medio de sus padres Billy-Ray Cyrus y Tysh Cyrus (influencias en el mundo de la música).
Dentro de este nepoverso algunos son incorporaciones mucho más recientes que estos últimos, como la actriz de Euphoria (2019) Maude Apatow, hija de Leslie Mann y de Judd Apatow. O la de Stranger Things (2016) Maya Hawke, hija de la gran Uma Thurman y Ethan Hawke. También el hijo mayor de la familia Beckham, Brooklyn, empieza a despuntar dentro de la fama y de las oportunidades que un apellido como el suyo conlleva.

Otros muchos admiten su privilegio como hijos de famosos tales como la ya mencionada Apatow o la reconocida Jaime Lee Curtis, cuya madre no es otra que Janet Leight. Según Curtis, aunque esto sea así no implica que el proceso posterior no siga siendo igual de duro y que se intensifica la presión cuando constantemente te recuerdan que no eres “digna” de esa posición por haber recibido ayuda.
Y sin embargo, otras muchas no reconocen tal ayuda. Lily-Rose Depp (cuyo apellido habla por sí solo) ha renegado de este título diciendo que no le debe nada a ser hija de quien es y que si su carrera como modelo ha despegado no ha sido gracias a los contactos de su familia. Aunque también tenemos el caso totalmente opuesto. Sin haber sido aclarado si fue en tono burlesco o no, hace poco pudimos ver a Hailey Bieber (anteriormente Baldwin) vestir una camiseta en la que podíamos leer "nepo baby” después de que recibiese una masiva atención por sus más que comprobadas conexiones. “Si no puedes vencerlos, únete a ellos” dicen….
Las opiniones sobre los nepo babies están muy divididas. Para muchos, gozar de oportunidades exclusivas basadas en un apellido es injusto para el resto de aspirantes a estrella y a menudo, demuestra falta de talento. Muchos otros los defienden y optan por afirmar que no todo el mundo vale para ello y que los hijos de los famosos tienen mucho más potencial. Es curioso como en España especialmente se inició una ola de odio a estas personalidades (especialmente estadounidenses) cuando nuestro país ha sido un criadero de hijos del nepotismo desde hace décadas. Rocío Carrasco, Tamara Falcó, Froilán, Kiko Rivera… Igual lo ajeno es más parecido a lo propio de lo que creíamos.

El problema en estos casos (muy común en todos los aspectos de la crítica y la sociedad): es que generalizamos. Claro que el hecho de que tu apellido traiga consigo la fama es un privilegio, pero no deberíamos juzgar a gente que usa su avanzadilla con fines buenos aunque propios a los que igualmente se benefician de su mal hacer. Igual que la suerte puede beneficiar a quien no se lo merece, esas cosas escapan a nuestro control. Puede que esto también sea beneficioso para todos aquellos que lograron su posición solos, igual así valoraremos más su esfuerzo. Critiquemos o no, les ayuden o no, se dedican a lo que quieren y cobran por ello, que más quisiéramos todos.
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